España enfrenta un déficit de 48.000 millones en ingresos fiscales para equipararse a la media de presión tributaria en Europa

En el complejo panorama fiscal de España, el desafío de acercarse a la media europea ha adquirido una importancia crucial. A pesar de alcanzar un récord de recaudación tributaria en 2022, España aún enfrenta una brecha significativa de 3,6 puntos con respecto a la media de presión fiscal de los países de la zona euro.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) respalda la importancia de mantener un mínimo del 15% en impuestos de sociedades para evitar la pérdida de ingresos. Actualmente, los números demuestran que aún no es suficiente para equiparar los ingresos fiscales de España con la media europea.

La Brecha Fiscal

Con datos de Eurostat, se estima que España necesitaría 48.000 millones más de ingresos por impuestos y contribuciones sociales para alcanzar la media europea. La presión fiscal, calculada como el porcentaje del PIB, revela que mientras la media de la zona euro era del 41,9% en 2022, España se situaba en un 38,3%.

Evolución y Desafíos Actuales

A lo largo de los últimos cuatro años, se ha logrado reducir la brecha fiscal desde seis puntos en 2018 a 3,6 puntos en 2022. Sin embargo, la comparación con las grandes economías europeas muestra que España aún se encuentra rezagada. Francia lidera con un 48%, Alemania alcanza el 42,1% e Italia el 42,9%.

Medidas Propuestas

Aunque no se ha concretado una reforma fiscal completa, existe un acuerdo de Gobierno que establece algunas líneas para acercar los datos de recaudación españoles a los de la zona euro. Se destaca la intención de que contribuyan más las grandes empresas, patrimonios y rentas del capital. Se proponen medidas como mantener los impuestos a banca y eléctricas, ajustar el IRPF sobre rendimientos del capital y mejorar la fiscalidad verde.

Conclusiones y perspectivas

La búsqueda de una presión fiscal equilibrada no solo es una cuestión numérica, sino también política. La política se enfrenta al desafío de equilibrar los ingresos fiscales para garantizar la estabilidad financiera y cumplir con las posibles normas fiscales europeas. La transparencia y la lucha contra el fraude fiscal también se plantean como elementos clave en este camino hacia una presión fiscal más cercana a la media europea.